Nos cuentan su historia, Esperanza «ser madre soltera es duro, pero no cambio nada y volvería a hacerlo de nuevo»

Hoy os traemos un nuevo testimonio en nuestra sección de “Nos cuentan su historia”.

Esperanza, una madre soltera por elección, nos cuenta cómo tomó una de las mejores decisiones de su vida, ser mamá en solitario, aunque no todo fuera de color rosa, sino más bien una carrera con unos cuantos obstáculos, de los que salió victoriosa, y hoy con su pequeña en brazos, nos puede contar su historia.

Muchísimas gracias Esperanza, ojalá este testimonio sirva para dar valentía y aliento a aquellas que sueñan con hacerlo realidad.

¡Aquí tienes tu historia!

Hola me llamo Esperanza y os voy a contar mi historia.

Yo siempre quise ser una mamá joven porque me encantan los niños. Viendo que pasaban los años y no encontraba una pareja con la cual formar una familia empecé a darle vuelta a ser madre soltera.

Sí, madre soltera, una locura, como piensan muchas personas, o cómo piensan que, cómo vas a criar un bebé sola.

Empecé a mirar sitios y a preguntar a personas que se habían hecho algún tratamiento de reproducción asistida, y así encontré a una amiga que fue mamá en el Centro Gutenberg y me habló del doctor Flores.

Yo ya estaba decidida a empezar y mi madre me apoyó.

Pero por cosas de la vida, empecé una relación, me quedé embarazada dos veces pero las dos terminaron en abortos.

 

Al final, la relación no funcionó y después de un tiempo volví a pensar en ser madre soltera, pero esta vez con mucho más miedo, después de los abortos que había sufrido.

Llegó el gran día, mi primera cita de fertilidad con el Dr. Flores, me explicaron todo el proceso y yo le conté mi historial. A las pocas semanas empecé con las pruebas diagnósticas y el tratamiento.

Estaba asustada a la misma vez que emocionada pues estaba más cerca de cumplir mi sueño. Todas las pruebas salieron bien y empecé mi primera inseminación artificial, que es lo que el doctor me aconsejó, yo tenía 37 años.

La inseminación no funcionó y empezamos otra que tampoco funcionó. En la consulta hablando con el doctor Flores le dije que no quería una tercera inseminación que quería pasar al siguiente tratamiento, a la fecundación in vitro.

Para mí era todo nuevo y los pinchazos en la barriga me daban susto, pero yo haría todo lo que fuera por tener a mi niña en brazos. Fueron días de pinchazos, dolores de ovarios, días de revisiones y mucho hinchazón… Pero valía la pena, todo, por tener a mi niña en brazos.

Llegó el día de la punción ovárica, iba muy asustada más que nunca. Cuando desperté me dijeron que todo fue maravillosamente bien, habían sacado 12 óvulos y que ya me llamarían al día siguiente para informar de la fecundación y en los días posteriores para ver la evolución de los embriones.

 

Esperaba esa llamada como agua de mayo, sonó el teléfono, yo tartamudeaba preguntando, me dijeron que los embriones eran de excelentes calidad y me fijaron el día y la hora para la transferencia embrionaria, dieron los pasos a seguir.

Cada día estaba más cerca de mi sueño, pero cada vez con muchos más miedos. Tenía miedo de volver a tener más abortos.

Me hice mi primera transferencia de dos embriones calidad «A» después de hablar con el doctor Flores. Él me recomendó un sólo embrión, pero yo estaba encabezada de que quería dos para tener más posibilidades. El doctor respetó mi decisión, aunque no la apoyaba (Afirma Esperanza entre risas durante la entrevista) y estuve en casa tres días tranquila en reposo. No llegué al día de la beta porque empecé a manchar, me hice el test de embarazo y otro negativo.

Volví a la consulta, el doctor me preguntó qué quería hacer. Le dije que otro intento más.

Llegó el día de mi segunda transferencia. Esta vez hice caso al doctor y me transfirieron un solo embrión. Iba igual o más nerviosa que la primera. Llegué a casa y me eché en el sofá, pensando que esta vez sería la buena y la última.

 

Al día siguiente me fui a la playa, no estuve como en la primera transferencia de reposo. También me fui 4 días al Mar Menor.

Dos días antes de mi test de embarazo volví a manchar, y llamé a mi madre entre lágrimas diciendo que nada, que otra vez fallido.

Llegó el día de la prueba, estaba aún de viaje y me llamaron de la clínica preguntándome el resultado del test. Les dije que no me lo había hecho, que estaba de viaje y que me lo haría al llegar por la noche.

Me dijeron que me esperara a la mañana siguiente. Así hice ¿Y cuál fue mi sorpresa? Que, en menos de un segundo… «¡Tenía mis dos rayaaaaaaaas!».

Después de tanto tiempo por fin logré quedar embarazada. Yo pensaba dejarlo si volvía a dar negativo porque mentalmente ya no podía más. Quería hacer un descanso de un año. Pero mi lucha tuvo mi recompensa, mi pequeño bebé.

 

 

Llamé a la Gutenberg y me dijeron que fuera para hacerme el análisis de la beta-hcg en sangre. Me llamaron para el resultado y fue una beta de mil y pico, ¡estaba embarazadísima!.

Estaba súper asustada, pensaba aún más en mis abortos, contaba los días para ver a mi garbancito en la primera ecografía. Y llegó ese gran día, y puede ver a mi mini-embrión entre lágrimas.

Y aquí estoy escribiendo mi historia al lado de mi bichito de seis meses. No sé cómo os puedo pagar tanta felicidad después de tanto y tantos tratamientos. Sólo puedo decir a las demás mamás que están igual que yo que “sí, se puede”. Que ser madre soltera es duro, pero yo no cambio nada y volvería a hacerlo de nuevo. Gracias y mil gracias

 

¿Te ha gustado la historia? ¿Tú también quieres ser madre soltera pero tienes muchas dudas?  Entra en este enlace para saber qué tratamiento es el más adecuando para ti, estaremos encantados de ayudarte y acompañarte en este precioso camino.

Desde este blog compartimos contigo las últimas noticias de nuestra Unidad, consejos, recomendaciones e ideas en torno a la fertilidad.

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