Nos cuentan su historia. Beatriz: “Pedir ayuda a tiempo no es ser más débil”

Historias reales de pacientes de URE Centro Gutenberg

Hoy te traemos a nuestra sección de historias reales un nuevo testimonio que merece la pena ser compartido. Se trata de la historia de una paciente que, tras venir a revisión durante una de nuestras campañas gratuitas para medir la reserva ovárica, tuvo que replantearse su vida.

Esta campaña, que realizamos cada año con el fin de concienciar a la población de que la fertilidad tiene caducidad y de que tener la regla no es sinónimo de ser fértil, le sirvió a Beatriz para descubrir que era una de esas mujeres con baja reserva ovárica. Esta nueva realidad le puso ante los ojos un panorama diferente, y a sus 30 años decidió dar el paso de adelantar su deseo gestacional y cumplir su sueño de ser mamá.

Desde URE Centro Gutenberg le agradecemos muchísimo a Beatriz que haya decidido compartir su testimonio, que nos llena de felicidad porque precisamente la decisión que ha tomado es uno de los objetivos de nuestras campañas de medición de la reserva ovárica: hacer visible para muchas futuras mamás que su momento es ahora, y que posponer la maternidad les puede traer dificultades más adelante.

Beatriz, millones de gracias por tu colaboración y deseo por divulgar un tema tan importante como es el de la salud reproductiva de la mujer. A continuación, reproducimos íntegramente la carta que nos hizo llegar al equipo de URE.


 

Mi historia de infertilidad comenzó con 30 años, cuando en el periódico vi las jornadas de prevención de la fertilidad que URE Centro Gutenberg realiza cada año de manera gratuita para las mujeres que así lo deseen. 

Nunca había tenido ningún problema ginecológico, todo estaba bajo control, así que acudí para reforzar mi idea de que todo estaba bien y de que, cuando quisiera ser madre, lo sería sin problema. Mi sorpresa fue que cuando acudí a la consulta me observaron una reserva ovárica baja para la edad que tenía. 

Ese dato se confirmó con una analítica posterior y el resultado de mi hormona antimulleriana, que era de 0,2. Como podrás imaginar, saltaron las alarmas. Así que tras un año intentando ser madre de manera natural acudí a una clínica de fertilidad. 

Por recomendación de mi ginecólogo inicialmente fui a otra clínica, donde me sometí a una punción y una transferencia, sufrí el aborto de dos embriones y posteriormente una punción sin ovocitos. Cuando pensé que ser madre con mis propios óvulos iba a ser misión imposible decidimos comenzar un tratamiento de ovodonación. En ese punto yo ya quería acabar cuanto antes con la pesadilla que estaba viviendo. 

Fue entonces cuando acudimos a URE Centro Gutenberg y tuvimos una primera consulta con el Dr. Flores. Lo primero que nos dijo era que él no veía recomendable hacer una ovodonación con los datos que tenía sobre mi caso. En su lugar, nos animaba a intentar una fecundación in vitro. 

Y así lo hicimos, entregándonos en cuerpo y alma a sus recomendaciones. Cada mes acudía a revisión para hacerme una ecografía y ver si era buen momento para comenzar el tratamiento. Así un mes, otro mes… ¡el tiempo pasaba! Ahí fue cuando solicité ayuda psicológica especializada en infertilidad. ¡Bendita decisión! Diana me sacó del hoyo en el que me encontraba. Ese apoyo emocional, encontrarme bien conmigo misma, junto con la ayuda y entrega del Dr. Flores, fueron las claves del éxito. 

Tras varios meses en esta situación el Dr. Flores decidió que era buen momento para comenzar la estimulación ovárica, aunque los resultados no fueron los esperados y decidimos cancelarla. Un par de meses después comenzamos el tratamiento que el doctor vio adecuado para mí, notando siempre por su parte la entrega y el empeño en hacer nuestro sueño realidad. 

En ese momento sabía y confiaba en que todo iba a ir bien. Tras un proceso largo llegó la estimulación, la punción ovárica con dos ovocitos y dos embriones “perfectos”, según nos decían desde laboratorio. Y ahí, con reserva ovárica baja y sólo dos embriones, decidieron hacer la transferencia de uno y llegó el ansiado positivo. ¡Un sueño hecho realidad! 

Gracias al equipo de URE Centro Gutenberg nos sentimos en todo momento como en casa. Apoyados emocionalmente y respaldados profesionalmente, sabíamos que estábamos en manos de los mejores. La palabra “gracias” se queda corta. 

¡Volveremos a intentarlo con el embrión congelado que seguimos teniendo!


 

De nuevo, gracias Beatriz por añadir tu testimonio a nuestra colección de historias reales de pacientes. Estamos convencidos de que ayudará a otras mujeres en tu misma situación.

Y si tú que nos lees te encuentras ante este panorama, y necesitas apoyo y asesoramiento experto, puedes contar con nosotros para ayudarte. Recuerda además que la primera cita en URE Centro Gutenberg es gratuita

Desde este blog compartimos contigo las últimas noticias de nuestra Unidad, consejos, recomendaciones e ideas en torno a la fertilidad.

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