Tratamiento de Fertilidad: 5 Claves para afrontarlo

Consejos para afrontar un tratamiento de fertilidad

Estar preparado/a psicológicamente para afrontar el tratamiento de fertilidad es fundamental.
Este es un camino desconocido para el que hemos de ir preparando además del cuerpo, la mente y las emociones para realizar un afrontamiento eficaz en los momentos clave.

Saber gestionar el estrés, la ansiedad y las emociones cambiantes durante un tratamiento de reproducción asistida es garantía de éxito.

A través de un acompañamiento emocional adecuado desde el primer momento, recibimos orientación de los distintas etapas en cada proceso y las necesidades psicológicas en las mismas, aprendemos estrategias de solución de problemas eficaces frente a los momentos de incertidumbre, pruebas y tratamientos médicos, etc.

La ansiedad y la preocupación, la incertidumbre o los miedos ante el deseado embarazo pueden aparecer en cualquier momento. Estos pensamientos se pueden convertir en intrusivos cuando aparecen de manera recurrente, no se van y nos predisponen anímicamente con angustia o malestar condicionando nuestra calidad de vida.

Cómo mantener a raya los pensamientos intrusivos durante el Tratamiento de Fertilidad

A continuación, proponemos unos consejos para mantener a raya estos pensamientos intrusivos y no se conviertan en tu centro de atención.

  1. Mantente ocupada con actividades que capten tu atención. Tanto las actividades agradables como la jardinería, cuidar las mascotas, bailar o cocinar como otras más metódicas pero que nos exigen concentración como ordenar, recoger, fregar platos, etc., pueden ayudarnos a competir cognitivamente con las preocupaciones ganando la batalla a ese pensamiento perturbador.
  2. Haz deporte. Además de generar endorfinas internas realizar una práctica frecuente nos ayuda a relajarnos, a mejorar nuestro sueño y disminuir la ansiedad y si es en grupo, además, a rodearte de más personas que compartan aficiones y buenos ratos juntos.
  3. Busca la calma. Se puede pensar que implicándonos en miles de ocupaciones no habrá lugar para “darle vueltas a la cabeza” pero ojo con estresarnos, la ansiedad atrae pensamientos que generan más ansiedad y dar lugar a que aparezcan esos miedos e inseguridades por ese agotamiento.
  4. Habla con alguien. De lo que te inquieta o te preocupa con quien te escuche bien. Hablar es compartir y relativizar. Conforme exponemos nuestras inquietudes vamos ordenando nuestras ideas, ventilando emociones y podemos obtener otros puntos de vista que nos ayuden a analizar la situación.
  5. Cuestiona tus preocupaciones. Cuando estamos ansiosos podemos magnificar nuestros miedos hasta el punto de hacerlos irracionales. Un método para reflexionar basado en la técnica de solución de problemas es la siguiente: escribe en un papel aquello que te inquieta de forma clara y concisa, pregúntate si estás haciendo todo lo que está en tu mano para afrontarlo, si es que sí y ya no depende de ti no vas a arreglar nada por sobre preocuparte. Distráete tal y como hemos comentado en los pasos anteriores. En cambio, si crees que aún puedes hacer algo más, ponte manos a la obra y hazlo y una vez lo hayas hecho, confía y sé paciente, y para ello gestiona la incertidumbre ocupando de nuevo el tiempo con actividades agradables y dedícate tiempo para ti.

 

Por último, dedica un momento concreto a cuestionar tus preocupaciones, no lo hagas de manera intermitente todo el día ni en cualquier lugar. Cuando descanses, descansa, cuando cocines, disfruta del cocinado, de los aromas, de los sabores, de ese momento, cuando estés ocupando tu tiempo con una actividad agradable, permítete estar con esa actividad agradable y disfrútala con todos los sentidos, aplica el principio del “aquí y ahora” que tantos beneficios tiene en la filosofía Mindfulness.

Si te aparece ese pensamiento negativo en ese momento plantéate “ahora estoy disfrutando de un momento de calma que me vendrá bien, luego le dedicaré un tiempo a pensar en lo que me preocupe” y sigues centrando la atención con convencimiento a tu actividad.

Dice un proverbio chino “Si un problema tiene solución, no hace falta preocuparse. Si no tiene solución, preocuparse no sirve de nada”. La preocupación tiene la función de ayudarnos a valorar distintas opciones para solucionar un problema. Cuando deja de cumplir su función, es decir, cuando nos preocupamos si ya no depende de nosotros, ya no es adaptativa.

En definitiva, cuando tenemos ansiedad tenemos la tendencia a “fabricar” pensamientos que nos generan a su vez más ansiedad y podemos entrar en un bucle que nos afecte afectivamente difícil de controlar. Si aprendemos a mantenerlos a raya mentalmente lograremos nuestra paz interior y un adecuado equilibrio emocional.

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Araceli Ortega Martínez – Psicóloga

Ortega Psicología, gabinete colaborador asociado a URE Centro Gutenberg

www.ortegapsicologia.es

 

Desde este blog compartimos contigo las últimas noticias de nuestra Unidad, consejos, recomendaciones e ideas en torno a la fertilidad.

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