Nos cuentan su historia. “Siempre me preguntaré cuánto sufrimiento podría haberle ahorrado a mi mujer si hubiese pensado que el problema podía residir en mí”

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Cuando hablamos de reproducción asistida tendemos a centrarnos en la mujer, dejando en segundo lugar al hombre. Es verdad que la mujer sufre todos los procesos físicos y médicos, con una carga psicológica importante. Pero no debemos olvidarnos que es lo que pasa por la cabeza de los padres. Ellos, en el afán de no añadir otra preocupación más a su pareja, tienden a esconder lo que realmente viven durante el proceso.

Es por eso que hoy, Día del Padre, en URE Centro Gutenberg hemos querido conocer y compartir contigo la historia de C. F, papá por reproducción asistida por su diagnóstico de azoospermia, una historia dura, pero con un final feliz. Y lo hacemos de forma anónima, respetando el deseo de este padre y de su pareja. Porque no ponerles nombre no hace que su testimonio tenga menos valor.

¡Felicidades, C. F.! Felicidades por no haberte rendido nunca, felicidades por el gran apoyo que has sido y eres para tu mujer, por ser el gran padre con el que soñaste tanto y seguro que eres, y felicidades por contar tu historia. Una historia en la que muchos otros hombres se verán reflejados, y que seguro agradecerán leer.

Cuéntanos cómo empezó vuestro caso

Estuvimos durante mucho tiempo buscando nuestra familia. Con momentos muy duros, sin saber la razón específica del problema. Visitando a ginecólogos que sólo hacían pruebas a mi mujer y, sin saber cuál podía ser el origen de nuestras dificultades, nos daban consejos genéricos (hay que relajarse, no pensar en ello, seguro que es el estrés…).

Después de muchos ginecólogos, hubo uno al que se le encendió la luz. Nos dijo que yo debía hacerme pruebas también, y acudir cuanto antes a una clínica de fertilidad, pues no era normal nuestra situación…

Aunque creemos que la sociedad actual ya no es machista, cuando te pasan estas cosas te das cuenta de lo mucho que aún nos queda por recorrer. Siempre me preguntaré cuánto tiempo de sufrimiento podría haberle ahorrado a mi mujer, si desde el principio hubiese pensado que el problema podía residir en mí.

Cuéntanos cómo conociste URE Centro Gutenberg

Una vez que supimos que solo podíamos tener familia con la ayuda de una clínica de fertilidad, mi mujer buscó asesoramiento en médicos, amistades, internet… para dar con la mejor clínica de Málaga, y en todas las indagaciones siempre aparecía URE Centro Gutenberg como la primera con diferencia.

Después de tu primera cita con nosotros, ¿qué te hizo elegir URE Centro Gutenberg?

El equipo humano, sin lugar a dudas.

Además de la profesionalidad (de la que habíamos oído hablar en muchísimos sitios, y de la que fuimos conscientes desde la primera toma de contacto), en un proceso tan duro para nosotros era muy importante la parte humana.

Y en la primera visita ya fue palpable el trato tan delicado, cercano y a la vez respetuoso que recibimos.

Cuéntales a futuras parejas cuáles fueron tus primeras dudas ante la reproducción asistida

Cada pareja y familia es un mundo, y cada uno tendrá sus propias preguntas.

Las que yo me hacía eran si por ejemplo sufriría mucho mi mujer, tanto física como mentalmente. También, ¿cuántos intentos se necesitarían? E incluso cómo se realizaría todo el proceso.

Por otro lado, me preocupaba cómo afectaría a nivel de pareja el proceso. Y si sería yo capaz de afrontarlo, si sabría apoyar a mi mujer o descargaría más presión sobre ella… ¿Sabríamos apoyarnos el uno en el otro cuando las fortaleza físicas y mentales empezaran a flaquear?

Resúmenos tu experiencia: impresiones y sensaciones ante el tratamiento, cómo lo has vivido junto a tu pareja, etc. 

Con respecto a las sensaciones durante el proceso, empezamos con mucho miedo… Miedo a lo desconocido, a cómo sería el tratamiento, a la incertidumbre de si realmente algún día conseguiríamos nuestro anhelado sueño…

Sabíamos que, una vez inmersos en el proceso, estábamos más cerca de llegar a nuestro objetivo. Pero la idea de no conseguirlo tras varios tratamientos fallidos, inevitablemente, planeaba sobre nuestras mentes. En este sentido he de resaltar la maravillosa «labor tranquilizadora» de todo el equipo. Desde nuestra primera toma de contacto con el personal de recepción que nos atendió, para nosotros fue vital…

En la primera consulta con el doctor Claudio Álvarez (a la que acudíamos con un miedo atroz) encontramos a un grandísimo profesional y a un mejor ser humano. Sin entrar en condescendencia supo transmitirnos tranquilidad a nivel profesional, y apoyo a nivel psicológico. Descubrimos a una persona clara, que en ningún momento va a decir lo que uno “cree” que quiere escuchar, sino todo lo contrario. Él sabe transmitir la realidad del problema, pero de una forma humana y empática.

Avanzando en el proceso conocimos a nuestro embriólogo, el Dr Miguel Lara, responsable de laboratorio. Fue otro pilar clave en todo el tratamiento, en el que mi mujer se apoyó mucho. Después de mi experiencia, creo que hacen un tándem perfecto. Mi mujer, que es muy tímida, encontró libertad para hablar con el doctor Álvarez y presentarle hasta la más mínima duda, y apoyarse en Miguel cuando la dureza del momento lo requería.

Estas dos personas son los pilares que cambiaron nuestra vida, pero no hubiese sido igual sin el equipo que hay detrás. A lo largo de nuestros muchos tratamientos hemos conocido diferentes ginecólogos, biólogos, enfermeras… y ninguno, NINGUNO de ellos nos defraudó lo más mínimo. Incluso en el quirófano nos trataron de una forma que jamás olvidaremos…

Como vivencia especial, siempre tendré en la memoria el día en que nos hicieron a la vez la punción ovárica de mi mujer y la extracción  de mi esperma mediante una biopsia testicular. Estando en la habitación de recuperación nos llegó la peor de las noticias, azoospermia, pero la humanidad con la que nos la transmitieron hizo que incluso ese duro recuerdo sea un momento que nos fortaleció como familia. Yo no podría ser padre biológico y en esa habitación lloramos, nos abrazamos… una sacudida que nunca esperas.

El equipo nos dio en todo momento el espacio de intimidad que necesitábamos ante ese diagnóstico. En el momento más delicado, y uno de los más duros de nuestra vida, entraron las personas que más necesitábamos: el doctor Álvarez y Miguel Lara.

Nos explicaron nuestra única opción para ser padres de una forma muy humana, delicada y clara. recurrir a un banco de semen.

Mi mujer no estaba convencida, pero yo sí. La donación de esperma era la solución que yo quería, y la que sé que a la larga ella también iba a agradecer.

Miguel nos tranquilizó con las muestras que había encontrado y seleccionado para nosotros. Y así empezamos la segunda fase, la fecundación in vitro con semen de donante. Lógicamente aquí surgieron más dudas, muy duras pero que inevitablemente se pasan por la cabeza. ¿Cómo saldrán los niños? ¿Los querré como a hijos propios, o tendré alguna duda en mi cabeza? ¿Se dará cuenta la gente de que no son hijos biológicos míos? Pero una vez que los tienes en brazos y ves cómo crecen, cómo te quieren… Esas dudas desaparecen. Pero de verdad que desaparecen. Y respecto al parecido… ¡la gente encuentra más parecido a la familia de mi mujer, así que perfecto!

Ya con tu bebé en brazos, ¿qué consejos le darías a otras parejas que están pensando en recurrir a un tratamiento de fertilidad?

Que no lo duden. El proceso es duro, sobre todo para la madre, pero el resultado es único y merece la pena todo lo que se pasa durante los tratamientos.

Es importante tener mucha paciencia y, una vez que se tiene claro el objetivo, no ponerse tiempos, porque se acaba consiguiendo por difícil que parezca.

Eso sí, importantísimo que el equipo humano que haya detrás sea el adecuado, por lo delicado de la situación. Ellos hacen no solo de personal sanitario, sino también de psicólogos que ayudan a levantarse a las parejas cada vez que se vienen abajo. Y eso se agradece enormemente cuando estás metido en la vorágine de folículos, transferencias, betas, etc.

¿Te gustaría contarnos algo más?

¡Uy! Hay muchos más detalles que me gustaría poner pero no quiero alargar demasiado… Por ejemplo, las veces que debido a mis viajes no pude asistir con mi mujer y el trato que le disteis, sobre todo, en una de las transferencias embrionarias. No la dejasteis sola en ningún momento, y una enfermera estuvo con ella en la habitación en todo momento… Se me saltan las lágrimas al recordarlo… Son los gestos que hacen de un sitio un lugar especial, y donde un espacio frío y aséptico se convierte en cálido y familiar.

Paso a diario por delante de la clínica. Y ni un solo día se me olvida dar las gracias por habernos dado las dos razones principales para disfrutar de la vida. Con sus alegrías, sufrimientos, orgullo, felicidad, tristeza… ¡Nos habéis dado la vida, una vida maravillosa! ¡GRACIAS!

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¿Quieres conocer otros testimonios de pacientes que han pasado por URE Centro Gutenberg? Te invitamos a hacerlo desde nuestra sección “Historias reales”. Anímate a conocerlos y descubre cuáles fueron sus dudas, miedos, alegrías… y cómo afrontaron sus tratamientos de reproducción asistida con nosotros. ¿Te animas a contar la tuya? ¡Te invitamos a hacerlo! Déjanos desde aquí tus datos y nos pondremos en contacto contigo.

Desde este blog compartimos contigo las últimas noticias de nuestra Unidad, consejos, recomendaciones e ideas en torno a la fertilidad.

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